Asiento de ilustre pasado, cuna de la reina Isabel la Católica y antigua residencia de la Corte. Su circuito amurallado está declarado Bien de Interés Cultural. Conserva individualidad de los pocos ejemplos de muralla medieval de estilo mudéjar en todo el país. Las partes que se pueden ver –que mezclan los estilos románico, gótico primitivo y mudéjar– datan de los siglos XIII y XIV, aunque muchas de ellas han sido reconstruidas. El local innovador, en forma de óvalo irregular, tenía un perímetro de 2.300 metros y una superficie interior de 390.400 metros cuadrados, cifras equivalentes a las de las famosas murallas de Ávila.
Su espesor medio de 1,5 metros se reforzó con un tejadillo exterior y un foso. Granito, piedra y ladrillos fueron los materiales utilizados para su construcción. Ahora se conservan 23 de las 60 a 80 torres originales –cuadradas o pentagonales–, varios paños de tabique y cuatro puertas: Arévalo, Medina, Peñaranda y Cantalapiedra. El último es el más interesante: un Curvatura anotado flanqueado por dos torres separadas de diferente consideración, la más ingreso pentagonal y la inferior cuadrada.
Imprescindible pasarse el Palacio de Juan II, que fue transformado en el Monasterio de Nuestra Señora de Humor. En el palacio se puede acceder a varios edificios, como las Salas de la Audiencia o la alcoba donde nació la reina Isabel la Católica en 1451. Otros puntos de interés son la Madrigal de las altas Torres Iglesia de San Nicolás de Bari, donde destaca la torre más incorporación de toda la provincia, 75 metros de categoría; y la Iglesia de Santa María del Castillo u Hospital Positivo, de 1443, que alberga un museo de artesanía mexicana.